martes, 16 de febrero de 2010

Requiere tiempo, pero se puede lograr con Fe.

“Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.”
FILIPENSES 1:6

El crecimiento espiritual, como el físico, lleva tiempo. Mientras nosotros nos preocupamos en qué tan rápido crecemos, Dios se interesa en qué tan fuerte crecemos. Dios ve nuestras vidas desde y para la eternidad, por eso nunca tiene prisa. El discipulado es el proceso de conformarse a Cristo. La semejanza a Cristo es nuestro destino final, pero el viaje durará toda la vida.Hasta ahora hemos visto que este viaje involucra creer (mediante la adoración), pertenecer (en la comunión), y llegar a ser (mediante el discipulado). Dios quiere que llegues a ser un poco más como él cada día.
¿Por qué toma tanto tiempo cambiar y crecer? Nuestro aprendizaje es lento. Olvidamos demasiado rápido las lecciones que Dios nos enseña y muy pronto regresamos a nuestros viejos modelos de conducta. Tenemos muchos viejos hábitos que desechar. La Biblia lo llama quitarse el viejo hombre y ponerse el nuevo hombre. Tememos enfrentar con humildad la verdad acerca de nosotros mismos. Solo en la medida que permitamos que Dios, con la luz de su verdad, ilumine nuestros defectos, fracasos y complejos, podremos empezar a trabajar con ellos. A menudo el crecimiento es doloroso y nos asusta. Todo cambio involucra alguna clase de pérdida. Desarrollar hábitos lleva tiempo. Los hábitos definen nuestro carácter.


“Todo sobre la tierra tiene su propio tiempo y su propia estación”
ECLESIASTÉS 3:1


“Practica estas cosas. Consagra tu vida a ellas para que todos puedan ver tu progreso” TIMOTEO 4:15

Hay solo una manera de desarrollar los hábitos de un carácter semejante al de Cristo: Practicarlos ¡y eso requiere tiempo! No existen hábitos instantáneos. Si practicas algo durante un tiempo, te perfeccionas en eso. La repetición es la madre del carácter y la habilidad. Estos hábitos que edifican el carácter se llaman a menudo disciplinas espirituales
Cómo esperar: Espera un progreso gradual. Cree que Dios está trabajando en tu vida aun cuando no lo sientas. Ten un cuaderno o diario para anotar las lecciones aprendidas. Anota las lecciones de Dios para que puedas repasarlas y recordarlas. Sé paciente con Dios y contigo mismo. El programa de Dios muy pocas veces es igual al nuestro. No te desanimes. Recuerda cuánto has progresado, no únicamente cuánto te falta.

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